26/3/12

delirio púrpura 1

corría por la calles, huía de sus jefes en el gabinete, de los peces gordos y de la mafia bielorrusa, la había cagado, estaba bien jodido...

al principio todo iba dabuti, el aire llenaba sus pulmones, se sentía animal, fiera libre en la mejor de sus rachas cazadoras al galope; comenzaba luego a sentir fuego en la garganta, pasta de baba en la boca, flato y flemas marrones, de las densas y gelatinosas, casi plastilina; descendió el ritmo cuando se pensó ahogado, hasta el paso normal, y se endosó una ralla de metanfetamina barata, speed, no le iban a pillar, hoy no, antes debía...

-¡joder tío! esta mierda es brutal, nunca había probado nada igual...
-pega ¿eh?
-es como correrse en un mar de elesedé, coca y caballo, aunque más activa... ¿cómo has dicho que se llama esta mierda?
-no tiene nombre todavía, este polvo vuela desde Bielorrusia, en las putas montañas tío... ¿quieres?
-trae...- fumaban tirados en sendas butacas cada uno su piti, una muchacha dormía ojerosa en un sofá al lado, ropas por los suelos, botellas vacías como llenas en los muebles y las mesas, ceniceros repletos; agente de incógnito gabinete antidroga y camello yonqui barrio chungo.- ha sido brutal, al principio era como...
-a mí me recuerda al chute de salvia...
-sí, joder...
-sabes ¿no? éxtasis de los sentidos, como oleadas de placer, calor y escalofríos, energía pura...
-sí, joder, casi mejor que correrse tres veces seguidas...
-casi...
-ya... ¡jajajaja!
sonaba Jimmy Hendrix Experience desde un lector de vinilos de última generación.
-¿nos metemos otra ronda?
-va...
observó el agente incógnito cada movimiento del camello con el polvo púrpura, guardó en la mente el rito de preparación...
-¿me venderías un poco de esa mandanga, hermano?
-no tío... -mirada casi de desconfianza.- si quieres ponerte, que querrás, tendrás que hacerlo conmigo, el púrpura no puede pisar las calles todavía... ¿entiendes? está en pruebas, viene de muy lejos, de muy arriba, no le puedo pasar a nadie... ¿entiendes?
-sí... está bien... no pasa nada... es sólo que me encantaría colocarme de esta movida con ella, tiene que ser la hostia follar puesto... nada más...- "tendré que hacerme un análisis para saber de qué coño está hecha esta mandanga."- ¿está ya?
- sí, tú primero, ven aquí...- había fundido el polvo en una cucharilla, al más puro estilo yonqui de barrio bajo, como el caballo pero diluido en agua, y con un cuentagotas empaparía los ojos del agente en delirios púrpura.- he probado a fumarlo, esnifarlo e inyectarlo, pero no hay mejor manera que ésta...- tres gotas en el agente incógnito, cuatro en el camello, y a volar.
y cayeron los dos en sus butacas, risas histéricas, amagos de autocaricia, más risitas bobaliconas, y la sensación de ser masturbado por la mano de Dios y el Demonio en droga por todos y cada uno de los poros de la piel. silencio, la calma que precede al delirio espídico, todo comenzó con el pirado gritando:
-¡ya llegan! viene a por la mierda tío, vienen a matarnos, nos quieren joder... coge esto...- y puso un revolver en la mano del agente.
-¡joder, joder, joder! no puedo morir así, hoy no, no puedo, no, no... hoy no he cagado... no moriré sin haber cagado joder...
-tranqui joder, no nos matarán, los vamos a joder bien, les vamos a dar por el culo, no nos van a joder, hoy no... sé kung fu...- patada al aire y al suelo de culo.
-¡jajajaja! ya veo... ¿por dónde vienen?
-¿quién viene?
-¡joder! no lo sé... los bielorrusos, los antidroga, el rey... ¡yo que puta mierda sé, joder!
-espera... ya sé... desnúdate...- sostenía una escopeta, debía esconderla debajo del sofá.- vamos... no hay tiempo... están afuera... los oigo cuchichear... todo es culpa de esta cagada de ropa... desnúdate...
-pero...
-¡que te desnudes joder! o te mato como a un puto cerdo...- cuando se libraron de sus ropajes salieron a la calle en deportivas y armados, en el barrio a nadie le importaba una mierda nada, estaban acostumbrados los yonquis a cualquier tipo de acción psicótica, esquizofrénica o neurótica, todos estaban igual de desquiciados...
-¡hijos de puta! ¡dónde os escondéis! ¡salid cabrones salid!- entre disparos al cielo.- ¡no os tenemos miedo mariconas! ¡vamos!
-¡vamos hijos de puta! ¡el fin está cerca cabrones! ¡y no le tenemos miedo! ¡vamos! ¡salid hijos de puta salid! ¡putos zombis, extraterrestres, salid!- el agente disparaba también al cielo, absolutamente loco, desnudo.
-volvamos dentro, nos atrincheraremos en el salón, les hemos acojonado...
-sí, esos putos zombis están muertitos del susto...
-¿zombis has dicho?
-sí tío... ¿no los has visto? estaban por todas partes, escondidos claro, pero por todas partes, eran verdes y rojos, con cuernos, y ojos de...
-quiero comerme un coño ahora...- recuperaron sus butacas, descubrieron que la chica ya no estaba en el sofá, daba igual.- ya mismo, ahora... ¿llevas suelto?
-no...- se le caía al agente la mandíbula, apenas era capaz de articular palabra, ya no recordaba el gabinete, ni su misión, lo fundamental para él era descubrir en aquel momento por qué todo ondulaba, por qué las realidades se fundían y los colores se fusionaban y todo parecía ser pintura.- ¿crees que ella me quiere?ç
-te quiere tío... joder si te quiere... pero ya sabes, está colgadísima, harías bien en olvidarla... el amor no está hecho para colgados como nosotros... ¿o sí?
-no... la verdad es que no...
el efecto derivaba desde el delirio metanfetamínico a una especie de sueño lúcido marihuanero, relajado, hasta llegar en crecimiento continuo a la tumbada heroínica, en la que vuela la mente totalmente enajenada del cuerpo vacío.
-¿qué mierda crees que nos espera?
-¿aparte de la muerte?
-aparte sí...
-pfff... no sé... ¿la droga?... está claro... no nos podemos fiar de esa puta gente ahí fuera, todos quieren joderte, sacarte hasta el último puto centavo, exprimirte hasta la última emoción, robarte cada sentimiento encontrado... la droga... colocarnos hasta el día en que llegue la sobredosis... la bendita sobredosis...
-joder tío... estoy contigo...
fin de la conversación. volarán durante horas en silencio, individualmente, hasta caer dormidos en las mismas butacas.

semana y media más tarde el colgado estará muerto en la misma butaca, tres disparos, dos en el pecho uno en la cabeza; y el agente incógnito vivirá en una espesa niebla de recuerdos entrelazados, incapaz de mantener el hilo de cualquier conversación por nimia que sea, incapaz de hilar pensamientos y alcanzar conclusiones. anotará en una libreta frases o palabras que piense relevantes. llevará desde dos días atrás los polvos púrpura en los huevos, al lado del revolver, sabrá que los bielorrusos le andan buscando, así como los hombres del gabinete antidroga; y es que será un perdido más, otro yonqui atrapado en los brazos de la sustancia púrpura, ya no distinguirá entre realidad y ficción, entre alucinación y consciencia.

le dolían las piernas horrores, mas no paró, abrió en carrera la libreta por la última página escrita, brillaba el nombre de su anterior compañero del gabinete y mejor amigo, así como su dirección completa. hacia allá se dirigió ahogado por flatos y dolores punzantes en cada músculo, el mono hacia aparición, un mono púrpura con platillos en las manos y una puta sonrisa gigante en la boca, esnifó para llegar a gusto.
"toc, toc, toc..."
-¿quién es? -respondió una voz desde el interior, respiración ahogada en el porche.- ¿quién eres?
-ah, ah, ah... yo...- casi muerto el agente incógnito mantenía doblado el cuerpo gracias al brazo apoyado en la puerta. vomitó en el felpudo y cayó sobre la pota...
-¡joder! ¿de dónde sales? te está buscando todo el puto gabinete...

despertará al día y medio, en casa de un amigo traidor, en la cama de un policía hijo de puta.

(continuará...)

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