aquella noche aprovechó los vaivenes: agarró una borracha a su izquierda, otra a la derecha, ambas en las tetas.
la mujer en la derecha fue siempre mojigata, chapada a la antigua; eterna vigilante de las buenas costumbres y el comportamiento cívico; cristiana convencida y practicante. para amarla, cual trámite burocrático, el borracho debía cortejarla semana a semana.
y sin embargo, al aprovechar el borracho su borrachera, tras la sorpresa inicial, decidió dejar hacer al borracho, por ende, aprovecharse ella también.
la mujer de la izquierda era mujer de las calles y las gentes de a pie; espontánea creadora, constante aventurera, y sobretodo sabia compañera. para amarla, trámite empático, debía el borracho sorprenderla sobremanera repetitivamente a lo largo del tiempo.
mas reinaba Tequila la noche, era ella también borracha y decidió abrazar las provechosas caricias. ella también aprovechó.
decidieron sellar su pacto triple en un tequila.
un tequila maldito, que acabó con el carácter despreocupado e impúdico de la situación. el borracho, sobrio por vez primera en su vida y por sobrecarga de alcoholes, hubo de cuidar dos borrachas indigestas que se vomitaban de manera recíproca.
nadie aprovechó al final.
marchó sobrio el borracho a casa, solitario y meditabundo, dejando a derecha e izquierda vomitándose la una a la otra la otra a la una en una esquina.
hay quien dice que allí siguen todavía.
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