recorriendo mis conocidas calles de Logroño recojo todos los retazos de mi alma descompuesta. es en esta mi ciudad donde habitan insomnes los amputados miembros de mi yo más brillante y genial, uno en cada mirada de complicidad, en cada abrazo de reencuentro, en cada sonrisa regalada. ahora sí que estoy listo para partir, ahora que sé quien soy, ahora que empatía recorre mis venas.
cambio de capítulo.
llega la vida.
y marcha a nuestro paso a la Mayor camino de aventuras sociales, o a Salamanca en busca de encuentros flipantes y bien guapantes, o a Fantástica en cada viaje y momento de juegos.
y yo con vosotros hasta el infinito si hace falta mis hermanos.
sois todos la po- ya no os lo digo.
lluvia de nuevo en las calles de Logroño.
solemnidad silenciosa llena desagües cíclicos.
el mareo es constante: un cigarro, dos paseos, tres autobuses.
nuevamente lluvia.
un loco escribe en un cuaderno verde, un Winston flota en un charco tras un boli rojo.
mareo.
y los que sienten tenerla más grande por conducir un motor sonoro acaparan atenciones pasajeras, interrupciones momentáneas del continuum psíquico.
el universo se balancea entre soledades rápidas y pensamientos fugaces.
un último cigar al son de la calle nocturna...
logrotonía precocinada.
logrogenialidades aleatorias.
somos una gran manada.
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