13/2/12

fragmentos

despertó a deshoras reconcomido por oscuras ensoñaciones, reconoció adormecido el sombrío cuarto en el que vivía encerrado, cuatro paredes repletas de hojas siempre a medio llenar conformaban dos infiernos, un limbo, tres paraísos.
café y cigarro a las 4:30 aeme. y el amor desterrado, tristemente suplantado por reflexiones trasnochadas.
pensó aquella mañana que los sueños son ensayos del subconsciente para el entablado de la vida. sueños hechos de humo.
guardaba bajo la cama pelusas multiformes a las que aquella mañana encontró por fin un cometido: dibujó con ellas en la pared una silueta amorfa, la sombra de varios sueños reunidos.
durante siete cafés y veintiún cigarros preparados antemano miró cuáquero la antropomórfica pelusa. parado enfrente, con la mirada profunda, proyectó todos los miedos e inseguridades que desde crío le perseguían. notó cómo hora tras hora iba la maraña tomando cierto color más claro, cobrando cierta profundidad y amagando sus primeros gestos y movimientos. sintió cómo minuto a minuto el odio contenido, los pensamientos autodestructivos, las autorregañinas discursivas; en definitiva todos los elementos de la mente insana abandonaban el gran buque que su mente conformaba. descubrió cómo segundo a segundo el objeto cobraba pulso y funcionamiento interno oscuro.
finalizó la operación al despegarse sola la fofa silueta de pelusa de la blanca pared, arrancando a su marcha trozos de celo con gotelé. avanzó hasta el marco de la puerta la mierda pura, se giró y miró sin mirada a su creador en los ojos:
"adiós" se escupió a sí misma la pelusa.
-hasta nunca- dijo en alto el hombre liberado de tristeza.

aquella misma noche se suicidó el hombre colgado de su lámpara. llevaba una sonrisa grapada por boca.
la pelusa, al amanecer, murió a manos del barrendero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario