tabaco

fumo cuando no sé qué hacer, qué decir, qué respirar…
fumo para que parezca que medito, pero en realidad solo busco la frase que me saque del mal trago sinsentido…
fumo para sentirme cómodo en la incomodidad, para salvarme del abismo de la incomunicación…
fumo por no lanzarme a por tus labios de lectora sin poemas que ojear…
para que mis manos no se aburran en los bolsillos de mis silencios y tengan compañero de baile…
para convertir mi cuerpo en aparato, en máquina de productos equívocos, de nuevo y para siempre…
para saborear la fealdad del mundo y regocijarme en ella…
para admirar la belleza, sobretodo la tuya.

fumo para olvidar que todo es un engaño, una trampa inefable… para poder creerte y creerme… para poder escucharte… para usar infinitos infinitivos.
fumo para olvidarme de mí mismo y aprenderte a ti misma… para ver mi reflejo en tus pupilas como más me gusto, cómo más soy yo: siempre tras esta capa de densa niebla gris.