26/9/12

absurdo anecdotario 1

contaba mi abuelo que durante la guerra conoció una noche a una enfermera voluptuosa.
-¿bailas?- debió preguntarle él.
-no puedo.- debió contestar ella.

copas más tarde, en la camilla de enfermería, descubrió mi abuelo la razón de la negativa.
-¡tetas campanilla!- gritaba entre carcajadas. -según las agarraba... una hacía ding, la otra dong...

nunca quiso contarme si mi abuela -muerta en el parto de mi padre- fue aquella enfermera con tetas campanilla o la tendera de la esquina con tetas cencerro.

debe ser la maldición familiar. yo solo encuentro clítoris onomatopéyicos: ladran, mugen, berrean, gruñen... los más sexys maúllan.

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